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CON LOS LIBROS, PARA LOS LIBROS, POR LOS LIBROS. si tu intención es escribir, hazlo con sencillez y claridad; la elegancia déjasela al sastre...(anónimo) * * * * * * * * BLOG de Juan Yáñez, dedicado a la literatura

sábado, 11 de agosto de 2012

Churchill y Gandhi


POR MARCELO BIRMAJER
Se me hace cuento CLARÍN 11/08/12

                       El pasado viernes, mi amigo Juancho estaba realmente atribulado sobre qué regalarle a sus pequeños hijos para mañana.
-Mis padres –recordó Juancho–, que en paz descansen, me regalaban siempre libros para el Día del Niño. Al menos, desde que tengo memoria o desde que aprendí a leer; a partir de los seis años.
-¿Eran progresistas? –pregunté.
-No en el sentido en que lo estás preguntando –respondió–. Mi padre era admirador de Churchill y de la educación formal. Me regalaba los libros de la colección Robin Hood. Pero desde el primero, me negué a abrirlos.
-No entiendo –confesé.
-¿Cómo me iban a regalar un libro para el Día del Niño? A todos mis amigos les regalaban juguetes. Prefería romper un juguete antes que abrir un libro. Me encantan los libros, pero … ¿para el Día del Niño? Eso hace que no te gusten.
-No coincido –dije–. Vale la pena el riesgo.
-Pero yo desarrollé el hábito de la resistencia pasiva. Si mi padre era Churchill, yo sería Gandhi. Mantuve los libros sin abrir. Los acumulé, cerrados, en mi biblioteca. A los siete años, a los ocho, a los nueve, a los diez… -¿Hasta qué edad te hicieron regalos para el Día del Niño? –lo interrumpí.
-Hasta los 13 años –informó Juancho–. Y pasaron treinta hasta que los abrí.
-Nunca es tarde –comenté.
-Sí, sí fue tarde. A los pocos días de que falleciera mi madre, ya mi padre había fallecido hacía unos diez años, tuve que pasar por su casa a hacerme cargo de todo. Mi antigua casa de infancia, en Almagro. El barrio había cambiado para bien, hacia los aires del nuevo Palermo Viejo. Pero mi cuarto permaneció intacto. Incluso con la biblioteca y todos los libros en su lugar. La colección de libros de lomo amarillo: Tom Sawyer, Cinco semanas en globo, Juvenilia. Entonces abrí el primer libro: “La cabaña del Tío Tom”.
-¿Qué tal? –pregunté.
-Maravilloso –opinó Juancho–. Pero había otra cosa: un billete.
-No entiendo.
-Dentro del libro, entre las páginas, había un billete. Dinero.
-¿Pesos argentinos?
Juancho asintió.
-¿Qué cantidad? –me interesé.
-Respetable. Más que respetable para un niño. Podría haberme comprado un buen juguete. Cada libro de la colección tenía un billete en su interior. Ahora que los descubría, esos billetes ya no valían nada. O al menos, no valían como billetes. Como cartas, eran inapreciables.
-En las traducciones del inglés –dije–, muchas veces a los mensajes escritos en un papel los llaman “billetes”.
-Propio de Mr. Churchill –corroboró Juancho–. Pero …¿cuál es la moraleja?
-Para mí, evidente: tenés que regalarles libros a tus hijos.
-Sin embargo, ahora que me he leído toda la colección, me pregunto: ¿el legado de mis padres no es toda la anécdota en sí, incluyendo mi resistencia a abrir a los libros durante mi infancia? No se puede repetir esa historia.
-Legado no es exactamente lo que nos quisieron dejar, es una mezcla azarosa entre lo pudieron dejarnos y los que nos dejaron por descuido. Por lo pronto, los billetes no conservaron su valor; pero la historia que me acabas de contar se mantiene intacta, como tu cuarto. Sabés cuánto valoro el dinero; para mí no es un fetiche, por el contrario: el dinero es una invitación a negociar en vez de matar. A quien sea que se le haya ocurrido, sabía que no trataba con ángeles. Siempre que imagino un mundo sin dinero, me lo figuro peor de lo que ya es. Todas las personas que conozco que desprecian el dinero, es porque ya lo tienen o tienen garantizada su subsistencia de algún otro modo. Pero, aún así, sin una buena historia, el dinero no vale nada.
-¿Estás dispuesto a hacerte cargo del reproche de mis hijos si les regalo un libro?
-Por supuesto –asumí–. Pero sólo después de que cumplan cuarenta años. Podés dejar anotado en algún lado que tienen derecho a venir a reclamarme luego de que cumplan cuarenta años.
-Pero no les voy a poner un billete entre las páginas.
-Todos los buenos libros traen billetes entre sus páginas. Tarde o temprano los encontrás
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EL BLOG OPINA
                              Un hermoso relato y a la vez una pena. Recuerdo perfectamente los libros de niñez y esa colección era la que más me gustaba. Mi padre nos compraba un solo juguete importante todos los 6 de enero, el día de Reyes. Era su costumbre. Pero para los libros no había ningún límite. Nos compraba los que queríamos cuando fuera. Por fortuna heredé de mi padre el amor por los libros que quizás hoy sea aún mayor que en mi juventud. Es necesario estimular a niños y jóvenes el valor de la lectura. Cuesta trabajo, muchos desprecian los libros y hasta los destruyen.  Leer es descubrir el mundo y todo lo que lo integra con una fidelidad inimaginable. Aquellos que no aprecian los libros no saben lo que se pierden…

sábado, 30 de junio de 2012

Faulkner: El hombre que inventó un mundo


gráfica: epdip.com

                             Fue uno de los mayores escritores estadounidenses del siglo XX, premio Nobel en 1949, y autor de una narrativa que supo influenciar a nombres como Gabriel García Márquez, Juan Carlos Onetti y Juan José Saer. A 50 años de su muerte, que se cumplen el 6 de julio, Márgara Averbach, Sylvia Iparraguirre y Hernán Ronsino, reflexionan sobre Las marcas que dejó Faulkner en sus vidas y en sus libros.
POR MARGARA AVERBACH  Revista Ñ (2012)
EL HACEDOR. Al igual que en Balzac, toda la ficción de Faulkner transcurre Yoknapatawpha, un condado inventado con su capital, Jefferson. (Bettman)

                        Yo entré al mundo de Faulkner a los catorce años. Apenas di un paso en ese universo, sentí que jamás podría abandonarlo. Las historias de pueblo chico; la voz barroca, envolvente; los personajes inolvidables, los hechos que rigen todo y jamás se dicen, todo me atrapó de tal manera que seis meses después, me prohibí la lectura durante un año: me había dado cuenta de que esa escritura se había colado en la mía y la dominaba.
El Premio Nobel, nacido en el Sur estadounidense, es uno de esos escritores que llevan a quienes los siguen directamente hacia la emoción, que los arrastran a ella con un alud de palabras infinitas pero cuidadosas, muy pensadas. Si, como dice Umberto Eco, cada libro elige a sus lectores, los de Faulkner nos buscan a nosotros, los que queremos sentir mientras leemos.
Ese llamado está planificado: Faulkner tiene tácticas para arrebatarnos de nuestro mundo y llevarnos al suyo. Por ejemplo, muchos de sus narradores empiezan a contar la historia con indiferencia hasta que esa historia los va envolviendo y los involucra por completo, a ellos y a los que leen. Eso le pasa al pueblo de Jefferson, narrador del famoso cuento “Una rosa para Emily” y también a Quentin Compson en ¡Absalón, Absalón! Por eso, Quentin en uno de mis libros favoritos repitiendo una y otra vez que no, que no odia al Sur, que no lo odia. La emoción no es casual, no.
Tampoco el largo de las oraciones en Faulkner, esas frases que se vuelcan sobre sí mismas durante veinte renglones, a veces más. Para entender por qué este rasgo típicamente faulkneriano es uno de los ejemplos más cabales de la buena escritura, que siempre borra las fronteras entre “forma” y “contenido”, hay que pensar en el manejo del tiempo.
Faulkner nació en una de esas familias blancas del Sur de los Estados Unidos que poseyeron esclavos, las familias de las que surgieron los grandes líderes de la Independencia, como Washington y Jefferson. A mediados del siglo XIX, el poder lo tenía el Norte y el Sur perdió la Guerra Civil. Su forma de vida, totalmente dependiente de la esclavitud, se extinguió con la Abolición. Los sureños blancos sintieron que la cultura que habían perdido (más aristocrática, menos individualista y menos interesada en el dinero que la del Norte, tal cual la definían ellos) era mejor que la de los triunfadores. Por esa razón, la literatura sureña de principios del siglo XX (Faulkner entre otros) mira con nostalgia crítica la era anterior a la Guerra. Hace un análisis negativo de la esclavitud pero no termina de entender que, sin ella, su forma de vida hubiera sido imposible. Por eso, como bien dijo Sartre, el relato faulkneriano no conoce el futuro, camina mirando hacia atrás, hacia el pasado.
En Faulkner, la sintaxis está directamente relacionada con eso. Podría decirse que su sintaxis mira a su propio pasado. La oración faulkneriana se ve interrumpida constantemente por paréntesis muy largos, narraciones completas, subordinadas dentro de subordinadas, enumeraciones infinitas. Cada pocas palabras hay que releer el comienzo para no perderse. Así, el presente de la oración (que como todo lenguaje es una línea, como el tiempo en Occidente) es incomprensible sin su pasado.
Un ejemplo cualquiera de La aldea (The Hamlet) (difícil entender el “estilo Faulkner” sin un ejemplo): “A causa de eso había bebido un poco más de lo que acostumbraba, cosa que (hombre de humor naturalmente caprichoso aunque sano y robusto), unida a su terrible idea fija sobre lo femenino que las trágicas circunstancias de su desgracia habían creado en él y el hecho de que no sólo debería regresar y establecer una vez más contacto físico con el mundo femenino del que había abjurado hacía tres años, sino que el momento en que se requeriría hacerlo sería precisamente aquel (la hora entre el crepúsculo y la oscuridad) de toda la jerarquía del día que él menos podía soportar ... lo había dejado en un estado de ánimo impredecible y entonces fue cuando se dirigió al establo y encontró que la vaca estaba ausente”.
"Unico dueño y propietario"
La mayor parte de la ficción faulkneriana transcurre en Yoknapatawpha, un condado inventado con su capital, Jefferson, sus arroyos, sus pueblitos y sus latifundios. Faulkner copia de Balzac la idea de crear un territorio dentro de una zona real del mundo, en su caso, el estado de Mississippi. Desde El sonido y la furia (reeditado ahora por Alfaguara) hasta Los rateros , su última novela, sus cuentos y novelas van trazando la historia del condado y analizando así la del Sur todo, marcadas ambas por la esclavitud, el racismo y la derrota en la Guerra Civil.
Desde la llegada de los blancos a la zona hasta el siglo XX, se puede seguir esa historia de libro a libro. Es una historia completa desde un punto de vista blanco. Ahí están todas las clases sociales del Sur: la aristocracia terrateniente y dueña de esclavos; la diminuta clase media en los pueblitos; los esclavos negros; los indios y los blancos pobres, a los que los sureños llaman “ white trash ” (basura blanca, en traducción literal). Faulkner suele comparar esa sociedad (a la que critica y defiende al mismo tiempo) con la norteña, corrupta, individualista, obsesionada por el dinero. En el mapa de Yoknapatawpha, que aparece en algunas ediciones, figura el número de habitantes, divididos en tres razas (indios, negros y blancos) y una declaración famosa: “William Faulkner, único dueño y propietario”.
Si se lee más de un libro del autor, el regreso recurrente a ese mundo ficticio tiene un efecto muy parecido al de la ficción “histórica”: cuando aparecen en un relato figuras como Napoleón o San Martín, la acción parece continuarse fuera de las páginas porque los lectores conocen la vida de los personajes. Los habitantes de Yoknapatawpha viven más allá de cada libro. Los reconocemos de historia en historia. El humor suicida de Quentin Compson en E l sonido y la furia es el mismo que contaba el Sur en ¡Absalón, Absalón! ; el fiscal Gavin Stevens, la misma persona racional y correcta en Intruso en el polvo y Gambito de caballo . Por eso, los sentimos respirar más allá de las palabras. Por eso, la lectura de Faulkner produce, en palabras del crítico francés Claude Edmond Magny, una “fuerte sensación de realidad”.
Gabriel García Márquez, Juan Carlos Onetti, Juan José Saer reformularon esta idea con sabor latinoamericano. Por eso, el Macondo de García Márquez existe fuera de las páginas de Cien años de soledad en muchos otros libros con todos sus José Arcadios y sus Aurelianos (hay que agregar que el juego basado en la repetición de los nombres también es faulkneriano: por ejemplo, hay dos Quentin Compson en Yoknapatawpha, un varón y una mujer).
La relación de Faulkner con sus lectores es interesante y muy compleja. Sus novelas pasaron desapercibidas hasta que llegaron a Francia y a otros países, como Japón. Esa repercusión en el exterior tuvo mucho que ver con la forma en que terminó por convertirse en un autor canónico dentro de la cultura blanca estadounidense, que por otra parte no es la única importante, mal que le pese a la parte conservadora de la Academia. Al contrario, los cuentos del sureño siempre tuvieron más popularidad y él vivió de ellos por un tiempo. En los cuentos, claro está, las oraciones son más cortas y la comprensión mucho más fácil pero la exigencia a los lectores sigue siendo mucha.
La naturaleza de esa exigencia no es la misma que se encuentra en sus contemporáneos T. S. Eliot y Ezra Pound, entre otros. Faulkner no hace citas constantes y por lo tanto, no pide lecturas previas a quienes se asoman a su mundo. Lo que se necesita es paciencia e ingenio para dilucidar lo que está pasando, tiempo para volver atrás frecuentemente, al pasado sintáctico y argumental de lo que se lee porque sin ese pasado, el presente es incomprensible. En ese sentido, la literatura de William Faulkner es mucho menos elitista que la de autores como Eliot y Pound.
Por otra parte, su relación con lo popular es profunda. Faulkner tomó géneros populares como el policial, el gótico y el melodrama y los utilizó como herramientas expresivas. De los dos primeros, le fascinó la importancia del pasado (en el gótico, los fantasmas y las casas en ruinas son marcas de secretos anteriores en el presente; en el policial clásico, el argumento reconstruye el pasado para conseguir justicia: para saber quién es el asesino hay que relatar lo que ya pasó); del melodrama, sacó las tácticas de la expresión emocional y el interés por la culpa, tan relacionada con la decadencia del Sur, decadencia que reconocían todos los escritores del llamado “Renacimiento Sureño”.
Cuando Faulkner estructura sus historias alrededor de esos géneros (y lo hace con mucha frecuencia), ofrece un marco externo de mucha utilidad para la lectura. La existencia de elementos del policial como un crimen, un detective, un culpable es una guía para los lectores en los cuentos de Gambito de caballo , por ejemplo. Tal vez por eso, sea aconsejable entrar al universo faulkneriano por la puerta de esa serie de policiales cortos en los que el esquema de género sirve al autor para hablar de su tema de siempre, el Sur en la modernidad.
Faulkner nunca fue un “intelectual” en el sentido académico y elitista del término: al contrario, vivió gran parte de su vida en su pueblo, Oxford, Mississippi, y desde ese pueblo (que fue una fuente infinita de historias para él), inauguró una serie de experimentos lingüísticos que marcaron el siglo XX. La variación del punto de vista fue uno de ellos. Después de Faulkner, se expandió a todo el mundo, incluyendo América latina y como todo en este autor, el uso de más de un punto de vista en una misma narración tiene una dimensión filosófica y ética, además de literaria.
La literatura contemporánea entiende que el poder de una historia es de quien la cuenta. Faulkner lo sabía. En Mientras agonizo , contó el mismo viaje terrible hacia Jefferson en media docena de voces y demostró a sus lectores que cada narrador ve lo mismo de distinta forma y que todas esas visiones son válidas. En ¡Absalón, Absalón! , cuatro personajes buscan el motivo del mismo asesinato. Cada uno de ellos llega a una conclusión diferente y cada explicación se suma a la anterior sin borrarla del todo, en el alud de sensaciones, palabras y conceptos que caracteriza su obra. La conclusión final de Quentin, “No odio al Sur”, resume la posición de todos los narradores y la de Faulkner con respecto a la región que los vio nacer. No la odian, no saben cómo amarla. La defienden y la critican al mismo tiempo.
Tiene sentido que yo no supiera cómo salir de ese mundo: una vez que se entra en Yoknapatawpha es muy difícil encontrar la salida. Y por otra parte, ¿para qué buscarla si en el fondo uno no quiere irse, si todavía queda demasiado por explorar?

EL BLOG OPINA
                                 Un escritor imposible de olvidar. Hablar de literatura de todos los tiempos y no mencionar a Fauklner sería imperdonable. Supo como ninguno narrar literalmente con un personal e inigualable enfoque.  Un clásico…

lunes, 14 de mayo de 2012

Fermín Estrella Gutiérrez


                    Fermín Estrella Gutierrez, junto a Alfonsina Storni (1922)   es.wikipedia.org

                                           Fermín Estrella Gutierrez (Almería, 1900 - Buenos Aires, 1990) Poeta, narrador y ensayista argentino. Se dio a conocer a con el poemario titulado El cántaro de plata (1924), obra de estética romántica (en un momento de novedades vanguardistas) caracterizada por su hondo lirismo y su tenue melancolía. Al año siguiente publicó un nuevo volumen de versos, Canciones de la tarde(1925), al que siguió, en el curso de aquel mismo año, su tercer poemario, titulado La ofrenda (1925). Posteriormente, incrementó su obra lírica con nuevos títulos como Los caminos del mundo (1929), La niña de la rosa (1931), Destierro (1935) y La llama (1941), hasta que, ya consagrado como uno de los poetas argentinos más célebres, fue galardonado con el Premio Nacional de Poesía por su obra tituladaSonetos a la soledad del hombre (1949).
Tras un largo paréntesis, ofreció una selección de sus mejores composiciones bajo el título de Antología poética (1963), para volver, al cabo de cuatro años, con una nueva entrega lírica titulada Sonetos del cielo y de la tierra (1967). Fue miembro de número de la Academia Argentina de Letras, de la de Ciencias y de la Academia de Rubén Darío. En su faceta de prosista, dio a la imprenta los relatos breves deMemorias de un estanciero y otros cuentos (1949). De sus textos ensayísticos destacan Panorama sintético de la literatura argentina (1938), San Martín: Páginas escogidas sobre el Héroe (1950), Arturo Capdevila(1962) y Recuerdos de la vida literaria (1966),

Tomado de: http://www.biografiasyvidas.com/biografia/e/estrella.htm


Desde La Niebla – Fermín Estrella Gutiérrez


SONETO A LA ALEGRIA DE VIVIR

No se razona, no se piensa en nada,
Su surtidor tan sólo, la Alegría,
Abrir los ojos, saludar al día,
El alma ebria de cielo, enajenada.
Sentir la tierra vegetal, mojada,
Los pájaros, el mar, la lluvia fría,
Sentir que toda la belleza es mía
Que es mío el mundo y mía esta jornada.
Sentir la vida como un don del cielo
Sin dolores, sin ansias, pura y fuerte,
Vivir, sólo vivir, qué hermoso anhelo.
Confiar en el destino y en la suerte
Y libre de quebrantos y recelo
No temerle a la vida ni a la muerte.

SONETO DEL CAMPO

Este es el campo que adoré en mi vida,
Los árboles, el cielo, la distancia,
Los pastos, el ganado, la fragancia,
La soledad, la tarde adormecida.
Próxima ya la hora de partida
Vuelvo a vivir el campo de mi infancia,
Las faenas viriles de la estancia,
El tiempo que se fue, la fe perdida.
Todo pasa y se va, todo se esfuma
Infancia, juventud, la vida entera,
Todo vuelve a vivir, ola y espuma.
Las nubes pasan en veloz carrera,
El dolor de vivir ya no me abruma,
Sólo el campo es mi patria verdadera.

SONETO PARA UN FUTURO LECTOR

Tú, lector o lectora, que has posado
Tus ojos en la página amarilla;
Del tiempo me aventuro hacia la orilla,
Fiel a mi canto, dócil al llamado.
Tú que ríes aún, tú que has andado
Tras la ilusión que se te escapa y brilla,
Tú que hueles la noche y la gramilla,
Tú que puedes besar el rostro amado.
Piensa lo que ahora soy, ceniza y nada,
Sólo una leve sombra proyectada
Sobre tu alma que me busca ansiosa.
Yo fui joven, feliz, amé la vida.
Hoy te tiende mi mano conmovida
Sobre el viejo papel la tierna rosa.
SONETO DEL AMANECER

Ya sale el sol, rojiza, incierta lumbre,
Ya la noche se aleja, paso a paso,
Ya el cielo se abre, lámpara de raso,
Para que a todos con amor alumbre.
Baja la claridad desde la cumbre,
Todo empieza a vivir, éste es el caso,
¿Es esta luz, del alba o del ocaso?
¿Vuelve el día con gozo o pesadumbre?
Un día más, un esperar incierto,
No te detengas, toma tu camino,
Mira cuántas banderas en el puerto.
¿Qué te traerá este día, peregrino?
No mires hacia atrás, todo está muerto,
Y nace con el día, ése es tu sino.

Selección: Diego Ruggeri “Árbol”
librosdelarbol@yahoo.com.ar



PROFESOR FERMIN ESTRELLA GUTIERREZ

  (Relatos por Juan Yáñez)

                                              
                                                         Fue mi profesor de castellano  en la Escuela Normal  de Profesores Mariano Acosta,  en primer año.
 En esa misma institución, él se había graduado de profesor, con mérito suficiente para que se le otorgara la Medalla de Oro, reconocimiento que en su época, se les otorgaba al  primero de su promoción.
 Agrego como dato anecdótico, que Julio Cortazar, el escritor,  se graduó también en la misma escuela,  aunque mas tarde y  es probable que hayan coincidido en el mismo tiempo y espacio. Estrella Gutiérrez, como profesor y Cortazar como alumno.
     Nos desarrolló,  el  profesor, el interés por la literatura, en particular por la hispana; la que  amaba  apasionadamente.
 Aún recuerdo su figura, un rostro lleno de bondad,  unos lentes sin montura, el traje gris, el hablar pausado y su discurso. Llegaba al salón,  nos saludaba y de inmediato se hacía un silencio en que solo cabía el respeto y la consideración.  Arrimaba una silla, que colocaba muy próxima a los primeros pupitres, se sentaba y luego de repasar los lentes con el pañuelo,   comenzaba a leernos y comentar lo leído.
  Viene a mi mente cuando nos leyó El Cantar del Mío Cid. Nos transmitía el  entusiasmo que despertaba en él ese bastión épico hispano.
En sus clases no se oía el “zumbar de una mosca”, todos los alumnos, hasta aquellos  que se sentaban atrás,  a los que nada les  interesaba, y estaban siempre pendientes de la guasa y el desorden,  lo escuchaban absortos.
 Si nos enseñó gramática, ya la olvidamos, la  que no podemos olvidar fue su  interesante  personalidad.   Tenía la sencillez de los grandes y una presencia  calificada y auténtica. Nunca necesitó de la disciplina, a pesar de que éramos muy revoltosos
 Cuando viví en Hamburgo, Alemania, ávido de leer en castellano, visité una librería, que tenía libros en español. Con sorpresa y agrado, allí hallé y compré un libro del recordado profesor. Corría el año 1973.

sábado, 14 de abril de 2012

LA CASADA INFIEL (Romancero gitano)



Y que yo me la llevé al rio 
Fue la noche de Santiago
y casi por compromiso.
Se apagaron los faroles
y se encendieron los grillos.

En las últimas esquinas
toqué sus pechos dormidos,
y se me abrieron de pronto
como ramos de jacintos.

El almidón de su enagua
me sonaba en el oído
como una pieza de seda
rasgada por diez cuchillos.

Sin luz de plata en sus copas
los árboles han crecido,
y un horizonte de perros
ladra muy lejos del río.

Pasadas las zarzamoras,
los juncos y los espinos,
bajo su mata de pelo
hice un hoyo sobre el limo.

Yo me quité la corbata.
Ella se quitó el vestido.
Yo, el cinturón con revolver.
Ella, sus cuatro corpiños.

Ni nardos ni caracolas
tienen el cutis tan fino,
ni los cristales con luna
relumbran con ese brillo.

Sus muslos se me escapaban
como peces sorprendidos,
la mitad llenos de lumbre,
la mitad llenos de frío.

Aquella noche corrí
el mejor de los caminos,
montado en potra de nácar
sin bridas y sin estribos.

No quiero decir, por hombre,
las cosas que ella me dijo
la luz del entendimiento
me hace ser muy comedido.

Sucia de besos y arena,
yo me la llevé del río.
Con el aire se batían
las espadas de los lirios.

Me porté como quien soy.
Como un gitano legítimo.
Le regalé un costurero
grande, de raso pajizo,

y no quise enamorarme
porque teniendo marido
me dijo que era mozuela
cuando la llevaba al río.

Federico García Lorca



Biografía de:

Federico García Lorca
1898-1936
1898 El 5 de junio nace Federico García Lorca en Fuente Vaqueros,
provincia de Granada, hijo de Federico García Rodríguez y Vicenta
Lorca Romero. Será el mayor de cuatro hermanos: Francisco, Concha
e Isabel.
1908 Pasa unos meses en Almería, donde comienza sus estudios de
bachillerato. Primeros estudios de música. 1909 se traslada con
su familia a vivir a Granada.
1915-1917 Estudios de Filosofía y Letras y de Derecho en la
Universidad de Granada. Amistad con el núcleo intelectual granadino
(Melchor Fernández Almagro, Miguel Pizarro, Manuel Ángeles Ortiz,
Ismael G. de la Serna, Angel Barrios,...). Viajes de estudios,
dirigidos por el Catedrático Martín Domínguez Barrueta, por
Andalucía, Castillla y Galicia. Inicia su amistad con el compositor
Manuel de Falla, quien fija su residencia en Granada.
1918 Publica en Granada su primer libro Impresiones y Paisajes y
escribe algunos poemas que aparecerán más tarde en su primer libro
de versos, Libro de Poemas.

1919-1924
1919 Se instala en la Residencia de Estudiante de Madrid, donde vivirá
hasta 1928. En estos años conocerá a Luis Buñuel, Salvador Dalí,
José Moreno Villa, Emilio Prados, Pedro Salinas, Pepín Bello....
1920 El estreno en el Teatro Esclava de Madrid de su obra El maleficio
de la Mariposa supone un total fracaso. Se matricula en la Facultad
de Filosofía y Letras. Inicia la redacción de las Suites.
1921 Publica Libro de Poemas. En noviembre escribe la casi totalidad
del Poema del Cante Jondo. Juan R. Jiménez incluye en su revista
Indice poemas de Lorca.
1922 Lee, en el Centro Artístico de Granada, su conferencia El Cante
Jondo. Primitivo canto andaluz. 13-14 de junio: se celebra en la
plaza de los Aljibes de la Alambra de Granada la "Fiesta-concurso
del cante jondo". Empieza la redacción de la tragicomedia de Don
Cristóbal y la señá Rosita.
1923 Enero: con ocasión de la fiesta de los reyes Magos, se celebra
en su casa una función de Títeres organizada por él y por Falla.
Primeros dibujos. Asiste, en Madrid, al banquete en honor de Ramón
Gómez de la Serna. En junio se licencia en Derecho por la Universidad
de Granada. En el otoño Salvador Dalí llega a la Residencia de
Estudiantes. Amistad con el pintor Gregorio Prieto y con Rafael
Alberti. Juan Ramón Jiménez le visita en Granada. 

1925-1928
1925 Termina Mariana Pineda. Primavera: Primera estancia en Cadaqués,
en casa de la familia Dalí.
1926 Realiza numerosas excursiones, principalmente por las Alpujarras,
con Manuel de Falla. La familia adquiere la Huerta de San Vicente,
en la vega granadina, donde para frecuentes temporadas. La Revista
de Occidente publica su Oda a Salvador Dalí. Lee en el Ateneo de
Valladolid poemas de sus libros en preparación (Suites, Canciones,
Cante Jondo y Romancero Gitano).
1927 Publica el libro Canciones. Segunda estancia en Cataluña. La
compañía de Margarita Xirgu estrena Mariana Pineda en el Teatro
Goya de Barcelona. El grupo de L´Amic de les Arts (S. Gasch, J.V.
Foix, L. Montanya, S. Dalí,...) organiza, en las Galerías Dalmau
de Barcelona, una exposición de sus dibujos. La compañía de
Margarita Xirgu estrena Mariana Pineda en el Teatro Fontalba de
Madrid. Conoce a Vicente Aleixandre. Diciembre: el Ateneo de
Sevilla, en ocasión del Homenaje a Góngora, organiza una lectura
de Federico García Lorca, Dámaso Alonso, Jorge Guillén, Gerardo
Diego, Juan Chabás, José Bargamín y Rafael Alberti. Conoce a Luis
Cernuda y Joaquín Romero Murube.
1928 Un grupo de intelectuales granadinos, dirigidos por Federico
García Lorca, funda la revista Gallo, de la que se publicarán dos
números. Publica en la Revista de Occidente su primer Romancero
Gitano. Publica, de modo parcial, la Oda al Santísimo Sacramento
del Altar. Lee en la Residencia de estudiantes la conferencia
Canciones de Cuna Españolas.

1929-1932
1929 Segunda edición de Canciones. Estreno de Mariana Pineda en
Granada. Junio: Sale para los Estados unidos, vía París-Londres,
en Compañía de Fernando de los Ríos, arribando a Nueva York. Se
matricula en la Universidad de Columbia. Frecuenta teatros, cines,
museos y se apasiona por el jazz. Veranea en Vermont, huésped de
Philip Cummings, y luego en Catskill mountains, con Angel del Río.
De vuelta a Nueva York se instala en el John Jay Hall de la
Universidad de Columbia, donde permanecerá hasta enero de 1930.
Comienza a trabajar en lo que será Poeta en Nueva York, escribe el
guión de Viaje a la Luna y empieza El Público.
1930 Pronuncia unas conferencias en la Universidad de Columbia y
en el Vassr College. El torero Ignacio Sánchez Mejías y la cantante
La Argentinita le visitan en Nueva York Invitado por la Institución
Hispano-Cubana de Cultura marcha a La Habana, donde pronuncia varias
conferencias y termina El Público. De vuelta a España, estrena en
Madrid la versión breve de La Zapatera prodigiosa.
1931 Publica algunos poemas de Poeta en Nueva York. Publica el Poema
del Cante Jondo. Termina Así que pases cinco años. Dirige y funda
con Eduardo Ugarte el teatro universitario ambulante La Barraca.
Conferencia y lectura de poemas de Poeta en Nueva York en la
Residencia de Señoritas, de Madrid.
1932 Conferencias en Valladolid, Sevilla, Salamanca, La Coruña,
San Sebastián y Barcelona. Escribe Bodas de Sangre. Exposición de
dibujos en el Ateneo Popular de Huelva. Primera salida de La Barraca
que representa obras del teatro clásico español en varios pueblos de
la península. 

1933-1936
1933 Estreno de Bodas de Sangre en el teatro Beatriz de Madrid, y de
Amor de Don Perlimplín en el español. Se publica en Méjico la Oda de
Walt Whitman.
1933-1934 Triunfal estancia en Argentina y Uruguay. En Buenos Aires
da conferencias y asiste a las clamorosas representaciones de Mariana
Pineda, Bodas de Sangre y la Zapatera prodigiosa. Conoce a Pablo
Neruda. Bodas de Sangre alcanza un gran éxito, sobrepasando las cien
representaciones. Estancia en Montevideo donde pronuncia varias
conferencias. Regresa a España en el mes de Mayo. Muere en la plaza
de toros de Manzanares, Cuidad Real, su amigo el toreo Ignacio
Sánchez Mejías. Continúan las representaciones de La Barraca. Pasa
a limpio el original de Diván del Tamarit. Estreno triunfal de Yerma
en Madrid por la compañía de Margarita Xirgu.
1935 Publica el Llanto por Ignacio Sánchez Mejías. Trabaja en Doña
Rosita la Soltera o el Lenguaje de las Flores. Estancia en Barcelona,
donde da conferencias y asiste a las representaciones de Yerma y
Bodas de sangre. Estrena Doña Rosita la Soltera y trabaja en los
Sonetos. La compañía de Lola Membrives estrena La Zapatera prodigiosa
en el teatro Coliseum de Madrid.
1936 Publica Primeras Canciones. Concluye La Casa de Bernarda Alba,
que no se representa hasta 1945 en Buenos Aires. participa en un
homenaje a Luis Cernuda. 13 de julio: sale de Madrid hacia Granada.
18 de julio. Alzamiento militar contra el Gobierno de la República.
16 de agosto: es detenido. 19 de agosto: Federico García Lorca es
asesinado en Víznar (Granada). Deja inédita e inconclusa una numerosa
obra.

domingo, 26 de febrero de 2012

El Legado de Dios



Antonio Pilara 
vejezyvida.com

             Planeta Tierra año 2300   

             El mundo recibía al nuevo siglo con una nueva esperanza, ya hacían 300 años que el milenio había comenzado. Fueron años, siglos, que llevaron al hombre a comprender su lugar. Su vida fue cambiando, la ciencia le fue brindando bienestar, comprendieron después de dolorosas experiencias que su planeta era la única casa que tenían.
             Habían llegado a la Luna, para vivir en ella, su espíritu de conquista lo llevo a crear un  ambiente, donde podría vivir con grandes sacrificios, las barreras ideológicas y políticas cayeron definitivamente, el mundo se unifico bajo el manto del respeto y la tolerancia, la codicia desmedida, el consumismo ya no existía.
El hombre había conseguido la Paz, y esa Paz la llevo a las estrellas. Habían comprobado, con dolor, que eran los únicos, en esa pequeña porción de la galaxia, supieron de otras razas, pero estaban tan lejanas, que le demostraba aun más su soledad.
             Con la Luna conquistada, miraron mas allá, Primero fue Marte, lo colonizaron, después un pequeño grupo conquisto el satélite Joviano, Europa.
Y así fueron naciendo los nuevos extraterrestres, Los Selenitas, Los Marcianos, Los Europeanos, las nuevas generaciones de Selenitas, jamas podrían visitar, el planeta madre de sus padres, la gravedad se lo impedía, lo mismo sucedía con los Europeanos. Los marcianos, eran los más adaptables.
La gran estación en órbita se transformo en un gran cetro turístico y científico, el hombre había luchado para lograrlo.
Las hambrunas fueron cosas del pasado, quedaban como un trágico ejemplo, El hombre emprendió duras batallas contra las enfermedades, y fue ganado cada una de ellas.
El promedio de vida del hombre había superado los 170 años, lo que siempre fue un sueño, lo hizo realidad, la muerte su ultima batalla y también la ganó. Pero, embriagado con sus propias conquistas había olvidado algo.
             El mundo era un edén, no existía la lucha despiadada para sobrevivir, no existían las carencias, materiales, el hombre comenzó a perder el incentivo, el lograr un objetivo, todo estaba a su alcance. Eso lo llevo a olvidar la necesidad, olvido el dolor, el sufrimiento.
Dios, había castigado al hombre con el dolor, con la lucha, con la muerte y el hombre recupero lo que creyó que Dios le había quitado.
Nunca penso que ese castigo de Dios, era para el hombre una bendición. Le dio al hombre la conciencia de su propia muerte y ahora la había perdido.
             Doris y Michel, vivían a las afueras de la gran ciudad, llevaban 95 años juntos, habían formado una gran familia, seis hijos, cuatro de ellos vivían en la Tierra. Siempre estaban rodeados con sus nietos bisnietos, bisnietos, tataranietos y tatata...
Llevaban una vida cómoda y saludable, sus hijos, los hijos de sus hijos, gracias a los grandes cambios cultivaban la unión familiar.
Pero algo les faltaba, aun con sus años a cuestas, su vida era rutinaria.
El nuevo siglo trajo algo, que llevo a los dirigentes a reflexionar, ancianos, y no tan ancianos comenzaron a poner fin a sus vidas, la soledad de una vida sin incentivos, de una eternidad doliente, los llevo a conocer en la satisfacción de la muerte algo nuevo.
Buscaban en drogas, el dolor, la tristeza, el sufrimiento, pero solo duraba un instante.
Entonces los dirigentes crearon leyes como una solución, decidieron quien y cuando morir.
La noticia fue tomada con beneplácito, por los mas ancianos.
Michel, sin decir nada a sus hijos, averiguo todo sobre las resoluciones, y esa noche hablo con su esposa.
Y tomaron la decisión.  
             El gobierno había decretado, que todas aquellas personas mayores de 120 años podían poner fin a su vida. Se crearon parques, donde podían ser sepultados según la costumbre o religión, o ser cremados y sus cenizas esparcidas en el mar o en el espacio. Todo se hacia abajo las más estrictas normas de salubridad. También decidía quien recibiría la pastilla, para morir en paz, sin dolor, sin sufrimiento.
Michel lleno los formularios y espero.
Pasaron los días y la notificación llego, solo recibirían una sola dosis. Michel protestó pero la otra dosis le fue negada, tendría que esperar otro año más.
Estaban cenando, y ella le hablo, su voz estaba llena de dulzura y comprensión.
_ Querido,... Quiero que tú tomes la pastilla. _ Él la miro, y vio en esos ojos la tristeza, peor no por la muerte de él o por la soledad que debía enfrentar. Tristeza por seguir con vida, la amaba todavía, como hacia mas de un siglo, ese amor nunca se había apagado, pero en esa muerte programada estaba lo que Dios les había prometido y el hombre con su arrogancia le había quitado.
Michel no contesto, al día siguiente fue a buscar la pastilla.
Cenaron como de costumbre y cuando estaban sentados le dijo.
_ Mi amor tu sabes todo lo grande que es mi amor, quiero que seas tu,... solo es un año, sabré vivir sin ti, piensa que pronto estaremos otra vez juntos.
Doris no dijo nada, estuvo en silencio, al cabo de unos minutos, le tomo de las manos y con ternura le dijo.
_ Si tú lo quieres, lo haré, pero con una condición.
Michel la miro interrogante y contesto con cierto temor.
Ella sonriendo, mirándolo con sus ojos cargados de años y llenos de amor, había felicidad, no tristeza lo beso y le dijo.
_ Quiero morir en casa, junto a ti.
Michel la abrazó, después de un rato se levantó. Ella lo detuvo.
_ Sé donde vas, ya la tome. _ Michel la miro sorprendido y en silencio.
Ambos se acostaron.
Estaban abrazados, sus cuerpos juntos, no era necesarias las palabras, ella recostó su cabeza en el pecho de él, y así se quedaron, ella con ternura le dijo.
_ Te amo, siempre te ame, me iré escuchando las palabras que están en tu corazón. _ El solo susurro.
_ Yo también te amo, siempre te he amado nadie fue mas que tu, ni siquiera yo.
Se quedaron en silencio, Michel no sintió la tristeza que antecede a una muerte esperada, sintió pena por no estar juntos en ese paso sublime y eterno, sintió como el cuerpo de ella entraba por la misteriosa puerta negada por el hombre, y sintió él ultimo regalo de amor que ella le entregaba, su ultimo aliento que lo llevaría al reencuentro.

             Estaban todos sus hijos nietos bisnietos, tataranietos, en la verde colina, el féretro bajo con la lentitud de la larga despedida, solo hubo palabras grabadas, programadas, Michel se agacho tomo un poco de tierra le dio un beso y la lanzo a las fauces abiertas e insaciables de la tierra, su beso la acompañaría.
Las más pequeñas de sus  nietas le pido que la alzara, Michel la levanto, la pequeña miro la cara de su abuelo con curiosidad y le pregunto.
_ Abu, ¿qué es eso que tienes en la cara?.
Michel sonrío con tristeza y le contesto.
_ Una lagrima
_ ¿...............?
FIN 
                                                                  Antonio Pilara  02/09/00

domingo, 29 de enero de 2012

EL CAZADOR (cuento)




Antonio Pilara 

Rodeado por la espesura, caminaba con los músculos tensos, su instinto, le decía que su ansiada presa estaba cerca.
Habían sido días fructíferos, se sentía satisfecho de su éxito en este safari, con el correr de los años, ya había obtenido las piezas que siempre había deseado, pero le faltaba un trofeo, siempre, ya al alcance de su mira su objetivo se escabullía, lo único que le interesaba era su piel, la piel de una leona. Estaba en sus pensamientos cuando de golpe frente a él, la vio; apresto su arma, pero algo lo contuvo en disparar.

La vio sentada, con un porte arrogante y escuchó una voz pausada y tranquila.
_ ¿Porque no disparas? _ Se volvió para ver quien era la intrusa dentro de su coto, pero noto que estaba solo, y volvió a escuchar esa voz.
_ Por primera ves estas frente a mí... me estas mirando yo la que te habla.

Sin bajar el rifle, la miro con desconcierto y pensó.
_ “El calor me está jugando una mala pasada. _ Volvió a mirar a su alrededor y casi gritando.
_ El gracioso que se oculta, le ordeno que se muestre.
_ No hay nadie, solo estamos tú y yo,... hace días que vengo observándote. _ En ese momento se percato que la voz provenía del animal y con una sonrisa llena de sarcasmo se dijo para sí.

_ Estoy delirando, los animales me hablan.
_ No estas delirando y si los animales hablan, lo que pasa que el hombre nunca presto atención en ese ínfimo detalle, pero te puedo decir que algunos de tu especie si nos entienden y se comunican con otras especies.
No sabia, porque todavía se quedaba frente al animal, éste lo miraba casi con compasión, mientras mantenía su porte, y con calma le dijo para tranquilizarlo.

_ Créeme, no estas loco, no hay nada raro en lo que te está sucediendo,... estabas buscándome para matarme y llevarte un trofeo para demostrar tu valentía ante tus amigos, quizás para mostrar tu superioridad en una sociedad llena de actitudes que solo lo han llevado a un punto critico. El cazador molesto le pregunto.
_ ¿Si eres real como tu dices,... ¿porque no me has atacado?

La voz sonó risueña.
_ No tengo necesidad de atacarte, no te necesito como trofeo, ni tampoco como sustento, pero si tu necesitas matarme.
Se quedo pensativo y pregunto con sorna.
_ ¿Porque no necesitas matarme?
_ Muy simple, yo mato para comer, y tu no. ... ¿Porque he de matarte?
_ Eres un animal salvaje.

_ ¿Tu que eres?
_ Soy un hombre, soy un ser racional.
_ Y yo soy una leona, perteneciente a la especie de los felinos, pertenezco al reino animal como tu. ... ¿Puedo hacerte una pregunta?.
Se quedo unos instantes mirándola y contestó.
_ Sí.
_ ¿Me temes?
No contestó se quedó mirándola y con cierta vergüenza le contestó.

_ Si te temo
_ Bien eso demuestra que eres el hombre.
El cazador levantó el arma y gritó.
_ Basta con toda está estupidez, vine a matarte y eso haré.
Con tranquilidad le dijo.
_ Antes de apretar el gatillo, por favor concédeme una última pregunta.
Sin dejar de apuntar le contestó.

_ Hazlo de una vez.
_ ¿Tus hijos me temen?
Él la miró sin mirar, su mente lo transportó hasta su lejano hogar, bajó el arma y mirándola con suficiencia le contestó.
_ Lógicamente que te temen, eres una bestia salvaje, han visto a tus semejantes atacando a otras bestias, matándola sin compasión.

_ El temor de los niños se lo contagian sus mayores, lo niños tienen el alma limpia de temores, comprenden nuestras luchas,... matamos al más débil, su carne alimentara a nuestros hijos, pero mi carne no alimentara a los tuyos, mi piel no los abrigara, solo alimentaras tu ego, tu vanidad. El hombre mata solo por el hecho de matar.
_ Basta. _ El grito resonó en la sabana y la leona con tranquilidad le dijo.
_ Has lo que tengas que hacer, ¿pero sabes porque me matas?

_ Si,... porque soy el hombre ante la bestia. _ Y disparó, el eco del disparo recorrió la pradera, la leona cayo, el cazador se acerco con cautela y observo que estaba agonizando, ésta lo miro con ojos llenos de compasión y con el último aliento le dijo.
_ Sabes,... moriré feliz, gracias a mi muerte el hombre seguirá siendo el hombre,... Que pena.

FIN



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