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CON LOS LIBROS, PARA LOS LIBROS, POR LOS LIBROS. si tu intención es escribir, hazlo con sencillez y claridad; la elegancia déjasela al sastre...(anónimo) * * * * * * * * BLOG de Juan Yáñez, dedicado a la literatura

domingo, 18 de octubre de 2015

Julio Cortazar es noticia

Polémica biografía revela secretos sexuales de Julio Cortázar
Noticias Relacionadas: Cortázar, Autor, Dalmau, Dalmau, 


     
 Julio Cortazar es noticia

EL BLOG OPINA

 En mi  modesta opinión hablar de Cortazar será un tema interesante desde todo punto de vista, más ahora que ya muerto y enterrado. Imposible que un muerto se defienda o desmienta en el mundo de los mortales Si alguien se dedica a la biografía, un género que grandes escritores se ocuparon de indagar hasta el cansancio y en algunos les bastó copiar con habilidad los textos ya escritos, inventar hechos, mezclar la verdad con lo imaginable, suponer por lo que considera  posible y muchos artilugios más.

Poco puedo hablar del autor de semejante bodrio intelectual, innecesario y ofensivo, desde todo punto de vista. Sería semejante que algún otro equivocado pondría como violador de menores y capaz  de actos incestuosos a Edgar Alan Poe, claro el desmadre sería de un bochorno descomunal y en nada desmerecería su genialidad sin límites.

 En esto juegan un indigno papel las editoriales que manejan como marionetas a los que escriben y por supuesto por su inconmensurable voracidad por el dinero en desmedro de la decencia.
 De igual modo la grandeza de un Cortazar le lleva un montón de años luz al señor Dalmau, quien seguramente será olvidado antes de pasar a la historia.

He aquí la noticia relacionada con lo expuesto:

Polémica biografía revela secretos sexuales de Julio Cortázar / Infobae / Una investigación recientemente publicada en España relata la "transformación erótica" del mítico autor de Rayuela durante los 60s
Una biografía publicada en España sostiene que el escritor tuvo relaciones incestuosas con su hermana: Julio Cortázar sigue siendo, hasta el día de hoy, uno de los escritores más destacados de habla hispana. Por ello no es de extrañar que aún se publiquen libros sobre su vida, no obstante, Miguel Dalmau, autor de El cronopio fugitivo , hace hincapié en la vida sexual del autor de Rayuela . "Yo me he limitado a poner una linterna en el otro lado de esa puerta, siguiendo pistas que los demás biógrafos han abandonado", afirma el biógrafo.

Es así como todo comienza con un joven Cortázar, que a causa del gigantismo que sufría, debió someterse a un tratamiento hormonal con testosterona a finales de los años 60, que le produjo transformarse, de un hombre con cara de bebé, a un personaje barbudo y de pelo largo, pero que a su vez le estimuló el apetito sexual. " Ahí se acaba el intelectual retraído y monógamo ", dice, Dalmau, en una entrevista con el diario El País .

" El tratamiento le cambia la actitud y su comportamiento sexual: le pasa a los 60 años lo que suele ocurrir en los 20, pero con la ventaja de que es un conocido y, en todos los aspectos, atractivo escritor ", sostiene el biógrafo. Sin embargo, Dalmau cree que previo a la cura de su gigantismo, Cortázar tenía deseos incestuosos con su hermana Ofelia, que se le manifestaban en forma de pesadillas, y que fueron en realidad uno de los motores que lo obligaron a irse de la Argentina con destino a París. De hecho, para Dalmau esto explica por qué varios relatos de Cortázar tratan el tema del incesto.

20110129 - 05/02/2009. Julio Cortázar Según Dalmau, Cortázar aprovechó un viaje de la Unesco a Kenya para hacer un "safari sexual". El biógrafo, además, considera que el peso que tuvo Aurora Bernárdez, viuda del escritor, en sus obras, fue menor del que se dice. Incluso, Dalmau sostiene que el argentino no podía tener hijos, y que en su matrimonio con Aurora, no tenían relaciones sexuales . "Ella no hizo más que perpetuar el matriarcado argentino en el que vivió siempre el escritor, que por ello casi nunca se comportó como macho alfa sino que mostró una sensibilidad muy desarrollada, lo que explica que fuera un escritor de tanto éxito entre las mujeres".

Según Dalmau, las mujeres se volvieron un objeto de deseo en la vida del autor argentino, y por ello tuvo varias amantes, entre las que se destaca la fotógrafa holandesa Manja Offerhaus, quien le tomó uno de los retratos más conocidos al autor de Bestiario . Pero el biógrafo añade algo más llamativo: aparentemente Cortázar realizó un "safari sexual" en Kenia , con motivo de una conferencia de la Unesco, donde persiguió a algunas mujeres locales, y basándose en unos poemas que se publicaron póstumamente, habría violado a una tal "C.C", de acuerdo a esta investigación.

El biógrafo también relata la sorpresa que se llevó el escritor y amigo de Cortázar, Mario Vargas Llosa, cuando lo va a visitar a Londres, porque de lo único que hablaba era de sexo, drogas y revistas eróticas. De todas maneras, Dalmau considera que Cortázar no se sentía cómodo manteniendo relaciones poligámicas, y según él, esto se ve reflejado por escrito en dos niveles: en sus novelas, sobre todo el Libro de Manuel , como en sus cartas destinadas a sus seres más íntimos: " vivo solo en una multitud de amores ", les confesó una vez tras la ruptura con la editora lituana Ugné Karvelis por los celos inevitables en toda pareja abierta.


Con Información de Infobae

domingo, 14 de junio de 2015

5 hermosas citas de ‘El Principito’ que te harán replantearte el presente


Por Teresa Donoso

                    El Principito es uno de esos libros que parecen nunca pasar de moda. No importa la edad que tengas, si es el primer libro que lees en tu vida, si te lo recomendaron o si simplemente no pudiste más de la curiosidad: El Principito es uno de esos libros que constantemente te enseñan algo nuevo, que una y otra vez te harán ver las cosas desde una nueva perspectiva. Hay cientos de partes de este libro que te harán reflexionar y estas son algunas de las citas que más resuenan con la vida que vivimos en el presente.

1. “Sólo con el corazón se puede ver bien. Lo esencial es invisible a los ojos”


2. “Entonces te juzgarás a ti mismo,” respondió el rey. “Eso es lo más difícil. Es mucho más difícil juzgarse a uno mismo que a los demás. Si logras juzgarte correctamente significará que eres un verdadero sabio”

3. “Nadie las ha domesticado ni ustedes han domesticado a nadie. Son como era el zorro antes, que en nada se diferenciaba de otros cien mil zorros. Pero nos convertimos en amigos y ahora es único en el mundo”

4. “Así es,” dijo el zorro. “Para mí aún no eres nada más que un muchachito como cientos de otros muchachos. No te necesito y tu tampoco me necesitas a mí. para ti soy como un zorro igual a otros miles de zorros, pero si me domesticas nos necesitaremos. Tú serás para mí único en el mundo y yo seré único en el mundo para ti”



5. “A los adultos les encantan los números. Cuando les cuentas que tienes un amigo nuevo nunca te preguntan por lo que realmente importa. Nunca te dicen ‘¿Cómo es su voz? ¿Qué juegos prefiere? ¿Colecciona mariposas?’ En vez de eso te preguntan ‘¿Cuántos años tiene? ¿Cuánto pesa? ¿Cuánto dinero gana su padre?’ Sólo entonces creen conocerlo”

sábado, 16 de mayo de 2015

Bola de sebo en la historia, por Roxanne Cheesman


Cuando un país vive desorden o violencia, entrega su destino a alguien para que haga el trabajo sucio, para luego condenarlo.

Miguel Iglesias, el héroe del Morro Solar, “aceptó el sacrificio” de firmar la paz, cediendo Tarapacá para evitar más años de ocupación. Pero cayó sobre él la leyenda negra de la traición.

“Boule de suif” (“Bola de sebo”), relato publicado en 1880 por el escritor francés Guy de Maupassant, muestra el trágico rol de quienes, en un momento y a pedido de la sociedad, deben cumplir un papel útil que después esta misma le reprochará. Ocurre durante la guerra franco-prusiana de 1870, cuando un grupo de franceses huye de Ruan hacia el puerto del Havre, eludiendo el cerco alemán. En la diligencia viajan nobles, comerciantes, un revolucionario y una prostituta, Elizabeth Roussel, llamada ‘Bola de Sebo’, quien comparte sus alimentos con los hambrientos pasajeros.

Pero en el camino un oficial prusiano los detiene y, a cambio de liberarlos, pide que ‘Bola de Sebo’ pase la noche con él. Ofendida, se niega, pero la condesa y la rica comerciante la persuaden, todos se lo piden y el viejo revolucionario se lo ordena. Así, forzada, acepta. Pero en la mañana, al seguir libres su camino, los viajeros muestran su repugnancia por viajar con una prostituta y consumen sus alimentos sin ofrecérselos. ‘Boule de Suif’ llora.

Ahora trasladémonos a Francia de 1940. Violentamente invadida por Hitler, el gobierno y el Parlamento abandonan el territorio, el ejército se disuelve, millones de pobladores huyen al sur y Hitler amenaza con destruir París. Antes de huir, los políticos entregan todo el poder a un anciano de 84 años, viejo héroe de la Primera Guerra, el mariscal Henri Pétain. Aplaudido por la mayoría, este firma un armisticio con los nazis, entregando París, el norte de Francia y quedándose el sur con un gobierno de opereta en Vichy. Después, al terminar la guerra, fue condenado a muerte por los franceses y muchos fugitivos de 1940 se declararon “patriotas y resistentes”, pero el ‘boule de suif’ que impidió la destrucción y la masacre en Francia murió en la cárcel, antes de su ejecución.

Tenemos bolas de sebo en nuestra historia. Por ejemplo, en diciembre de 1879, Lima se estremeció con la fuga del presidente Mariano I. Prado cuando ya era previsible la invasión por los chilenos. Turbas y manifestaciones rechazaron al vicepresidente Luis La Puerta, por “viejo y cojo”, pero nadie quiso asumir institucionalmente el poder.

Generales e importantes personajes declinaron porque anticipaban la derrota. Nicolás de Piérola, mesiánico y ambicioso, se adueñó del poder, sin advertir que era la sociedad la que lo estaba usando. Y ocurrió lo inevitable. Incapaz en la estrategia, lleno de odios viscerales contra los militares y el partido civilista, dividió aun mas al país; fue incompetente en las negociaciones de Arica promovidas por Estados Unidos, y un año después, tras los desastres de San Juan y Miraflores, abandonó Lima y, con permiso del jefe chileno de ocupación y odiado por todos, dejó el país. Un ‘boule de suif’ que no impidió el desastre. Dos años después, con el país ocupado y solo algunos cientos de resistentes, Miguel Iglesias, el héroe del Morro Solar, “aceptó el sacrificio” –como entonces dijo– de firmar la paz, cediendo Tarapacá para evitar más años de ocupación. Pero cayó sobre él la leyenda negra de la traición. Otro bola de sebo utilitario.


Porque cuando un país vive el estrés del desorden o la violencia, entrega su destino a “alguien” para que le haga el “trabajo sucio”, para después condenarlo por ello. La historia parece estar llena de bolas de sebo. Seguramente, Ud. ya piensa en una….

miércoles, 29 de abril de 2015

Fidel Castro traicionó al Ché Guevara, según el escritor cubano Alberto Müller

Imagen del Che Guevara de 1965

EFE / BUENOS AIRES
Día 28/04/2015 - 13.30h


                                    «Che Guevara. Valgo más vivo que muerto» se presenta estos días en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires


«Sin contacto con Manila», anotó varias veces en su diario Ernesto Che Guevara antes de morir en Bolivia. Detrás de esa frase se esconde, según el veterano periodista cubano Alberto Müller, «el abandono» del líder cubano Fidel Castro al célebre guerrillero argentino.

Manila era el nombre en clave de Cuba, asegura Müller en una entrevista con motivo de la presentación de su obra «Che Guevara. Valgo más vivo que muerto» en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires que se celebra estos días en la capital argentina.

El título, tomado de la supuesta frase que pronunció el «Che» Guevara cuando fue descubierto en la aldea boliviana de La Higuera, contrapone el deseo de sobrevivir del guerrillero frente a las órdenes dadas por Castro de evitar ser capturado vivo y supone otro ejemplo de las «grandes diferencias» existentes en 1967 entre ambos, según Müller.

El autor destaca que en La Habana existía una unidad guerrillera preparada para salir a rescatar a Guevara, pero «Fidel nunca autorizó el rescate» y lo abandonó a su suerte. El Che fue fusilado el 9 de octubre en la aldea boliviana de La Higuera.

«Murió de forma lamentable. Sin medicinas para el asma, sin botas sino paños en los pies, sin agua, sin comida y sin aliados», indica Müller.

Para entender la retirada de apoyo de Castro a Guevara, el periodista lleva al lector a lo que considera un punto de inflexión, la conferencia Afroasiática celebrada en Argel en 1965. A su juicio, el discurso pronunciado por el guerrillero en el encuentro supuso «un rompimiento del Che con la Unión Soviética que daña la relación de Fidel».

Guevara criticó a los soviéticos, a los que acusó, sin citarlos, de ser «cómplices de la explotación imperial» de Estados Unidos, en un momento en que el líder cubano buscaba cerrar acuerdos de colaboración militar con el Kremlin.

Según Müller, el distanciamiento entre los dos crece con el paso del tiempo, se agrava con la retirada del Congo pactada por Castro a las espaldas del Che y culmina con la misión a Bolivia, que el entrevistado considera «un suicidio inducido».

«¿Por qué Bolivia?», le preguntaría el periodista a Castro si lo tuviese delante. «La posición del Che corría en contra de los intereses de Fidel» -aventura como posible respuesta- «Se convirtió en un apestado para la revolución cubana, una piedra en el zapato».

Como varios historiadores y biógrafos del Che que consultó en su investigación, el autor subraya que el Guevara «se quería ir a Argentina, a su tierra, a liberarla» y cree que «en La Habana le inventan Bolivia». Müller descubrió que Castro había admitido dos años antes que Bolivia «no tenía condiciones para la guerrilla» y que los campesinos no necesitaban una revolución porque eran propietarios de las tierras gracias a una reforma agraria previa.

Aún así, el líder cubano envió allí a Guevara y meses después retiró el enlace con La Paz, lo que aumentó el aislamiento de los guerrilleros y empeoró su situación. «Creo que el Che tiene que haber muerto muy consciente de su traición», sentencia.

El autor se muestra convencido de que con el tiempo la Historia se encargará «de separar la revolución del Che de la de Fidel» y defiende que el primero era «más puro», «dio su vida por un ideal» y murió «con una moral intachable».

Además, conjetura que, de estar vivo, «el Che estaría más cerca de la madre Teresa de Calcuta que de Fidel» y se indignaría con la situación actual de la isla caribeña.

Müller, residente en Miami (EE.UU.), remarca que «el pueblo cubano ha sufrido mucho» en el último medio siglo y aplaude el acercamiento entre Raúl Castro y el Gobierno del presidente estadounidense, Barack Obama.


«Me parece formidable. Han sido 50 años de bloqueos y embargos sin mucha justificación. El aislamiento no debería ser nunca una política de gobierno», concluye.

miércoles, 15 de abril de 2015

Un homenaje a León Felipe, uno de los grandes poetas españoles


(León Felipe Camino; Tábara, 1884 - Ciudad de México, 1968) Poeta español. Representante de los creadores exiliados tras la Guerra Civil, sus versos poseen un talante crítico y de lucha contra las injusticias sociales. 

Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar.
Y ahora ociosa y abollada va en el rucio la armadura,
y va ocioso el caballero sin peto y sin espaldar,
va cargado de amargura,
que allá encontró sepultura
su amoroso batallar.
Va cargado de amargura,
que allá quedó su ventura
en la playa de Barcino, frente al mar.
Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar.
Va cargado de amargura,
va, vencido, el caballero de retorno a su lugar.
¡Cuántas veces, Don Quijote, por esa misma llanura
en horas de desaliento así te miro pasar!
¡Y cuántas veces te grito: Hazme un sitio en tu montura
y llévame a tu lugar;
hazme un sitio en tu montura,
caballero derrotado,
hazme un sitio en tu montura,
que yo también voy cargado
de amargura
y no puedo batallar!
Ponme a la grupa contigo,
caballero del honor,
ponme a la grupa contigo
y llévame a ser contigo pastor.

Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar ... 
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Léon Felipe inédito, colosal poeta español del éxodo y el llanto

MANUEL DE LA FUENTE / MADRID
Día 15/04/2015 -ABC

Fue profeta (casi nunca en su tierra), payaso (el de las bofetadas, no el listillo), mesías de la palabra, traductor (se convirtió en rumiante del verso para saborear mejor que nadie las hojas de yerba de Walt Whitman), español del éxodo y el llanto, exiliado de las dos Españas que le llevaron a perder todas las guerras, náufrago, contador de estrellas, agricultor de insignias y banderas, campesino de soles y de lunas, contramaestre retirado, telegrafista del amor y la canción.

Fue un poeta colosal, argonauta, domador de los leones del «idiomaleones», oficinista enamorado (de su Berta, siempre de su Berta), deshollinador de las chimeneas del alma, poeta continental (América, siempre América, su México siempre tan lindo, siempre tan querido), que puso las barbas a remojar de los dioses de lo falso y de lo hipócrita.

Se llamaba León Felipe y sus versos eran tan largos que siempre los acababa al día siguiente. Dejaba las palabras repartidas por las esquinas del mundo, se regocijaba de vaciar los tinteros por las plazas de las linotipias y de las imprentas, y muchas se las llevó el viento, las fue repartiendo a diestro y siniestro por las estanterías apretadas de revistas y de archivos, tanto que un sinfín de ellas acabaron en paradero desconocido, y hasta ese ignoto paradero han llegado Gonzalo Santonja y Javier Expósito, recopiladores y editores de «Castillo interior» (Fundación Banco Santander, Cuadernos de Obra Fundamental), un libro que reúne prácticamente todo el material inédito que dejó León Felipe. Versiones de poemas y cartas (a su familia, a Camilo José Cela, a su gran amigo Juan Larrea), que ofrecen un nuevo panorama de lo que fue la vida de este hombre de ánimo inquebrantable, de este poeta al que los siglos se le quedaban pequeños.

Papeles volanderos
«Los textos ahora recuperados -explica en las palabras preliminares Gonzalo Santonja-, inéditos o publicados en papeles volanderos de poca difusión y difícil consulta, ilustran y revelan el pálpito y la artesanía de su sistema luminoso de señales (la poesía para el poeta) durante su largo (y fructífero) acontecer mexicano, a partir del momento en que la incivilidad de las circunstancias lo convirtió en exiliado, expulsado de España por Franco y también por el sectarismo torvo que carcomió por dentro la causa republicana».

Estos textos han sido recuperados, continúa Santonja, «a partir del fondo conservado en el Archivo Histórico Provincial de Zamora, propiedad del Ayuntamiento de Zamora, y del epistolario mantenido con Juan Larrea -perteneciente al legado del poeta, cedido generosamente por sus herederos y con la colaboración desinteresada de Juan Manuel de Guereñu-, localizado en la Residencia de Estudiantes de Madrid», lo que consigue que este libro «abra ventanas de claridad al castillo interior de un poeta con biografía de viento y testamento de barro». Como escribió Octavio Paz: «Eres de los pocos que piensan y saben que la poesía no sólo está en el poema sino en el poeta = poema vivo. Y tú ni has entregado a la poesía, ni la has vendido ni la has guardado en casa».

Qué mejor, para acabar, que dejarles con las propias palabras del poeta: «Para mí, la poesía no es más que un sistema luminoso de señales. Hogueras que encendemos aquí abajo, entre tinieblas encontradas, para que alguien nos vea, para que no nos olviden. ¡Aquí estamos, Señor!».

La poesía no es más que oración
«Es verdad que no estoy bien, que tengo setenta y cinco años y que siento cómo todo se me acaba y se me va; mis sentidos funcionan torpemente, se me disuelve la memoria, la vista se me cierra y ya no puedo distinguir dónde está España por ejemplo: ni gustar su fruta ni oler su tierra… se me cansa la voluntad y se me acaba el deseo de vivir. El estar aquí sobre la tierra ya no es negocio para mí…». A Juan Fernández Figueroa (1959)
«Cervantes y Whitman, a pesar de la derrota democrática, son las dos voces más fecundas de la literatura occidental, y su cristianismo dinámico y dionisiaco me parece mejor que la aristocracia nietzscheana (que está pre- gonando Ortega con gritos y gestos de plazuela)». A José Bernadette (1941).
«Amigo Camilo José Cela:
Gracias por todo. Es usted muy bueno. Además de un gran escritor es usted una gran persona. Todos me lo dicen. Estoy muy viejo, casi tan viejo como el rey Lear, y esta cabeza mía funciona ya muy mal. Lo voy perdiendo todo lentamente: la memoria, la cabeza, la energía y las ganas de vivir. Me sostengo a fuerza de drogas que al final me debilitan más y me dejan hecho un guiñapo. Ya no escribo, apenas leo y no puedo opinar de nada. Diría tonterías. Es mejor no hablar ya cuando se es viejo. Mi poesía, salvo los momentos religiosos que tienen un aliento de plegaria, la rompería toda… Estoy avergonzado de haber escrito la mayoría de mis versos. No he sido más que un reportero con un énfasis de energúmeno. La poesía no es más que oración». A Camilo José Cela (1959).



domingo, 25 de enero de 2015

LA CAMISA BLANCA

  

Juan Yáñez  

                             Juanito lucía una camisa blanca. Blanca e impecable que mostraba todas las mañanas, excepto cuando no iba a la escuela.
Al salir de su casa rumbo a sus clases, la camisa conservaba un blanco absoluto, y en el transcurrir del día declinaba esa pureza y el inmaculado aspecto de la prenda se iba transformando poco a poco; se adueñaba de ella un matiz del color de la ceniza.
La camisa como el resto de la ropa soportaba todos los embates que en la escuela ineludiblemente resultan cuando los niños están sanos, plenos de vida y no faltos de exaltación y entusiasmo. 
Al regresar a casa, Juanito cambiaba de atuendo y la camisa como siempre iba a la cesta de la ropa sucia, para que después ya convenientemente lavada, almidonada y planchada se rehabilitara. 
Lo que no sabía Juanito --y menos aún lo sospechaba-- que la camisa blanca con la que todas las mañanas asistía a su escuela, era la única que tenía y no había ninguna otra para reemplazarla.
Evidentemente aquella era la de siempre, la que a diario su madre antes de irse a la cama, con sus manos y su corazón dejaba lista en el espaldar de una silla para cumplir cada mañana una nueva jornada…
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sábado, 10 de enero de 2015

Para qué sirve el teatro. Entrevista Griselda Gambado.


Griselda Gambado recorre en esta charla algunos de los temas que tratan los textos de su último libro, “El teatro vulnerable”: su utilidad, sus sentidos, su debilidad, su capacidad transformadora.

POR IVANNA SOTO . CLARIN Ñ. Escenarios 08-01-2015


Décadas. Gambaro en el jardín de su casa, con el libro que reúne ensayos, conferencias y notas periodísticas producidos a lo largo de cuatro décadas.
                                          Griselda Gambaro dice que toda pieza de teatro es un ajuste de cuentas, un enfrentamiento más o menos inmediato con la sociedad. Desde esa perspectiva, en ella toda escritura es teatral, toda acción es una confrontación. Es que Gambaro ha dedicado su vida a impugnar la vulnerabilidad, siempre del lado de los débiles. Mujer en un teatro de hombres, autora en un medio de autoritarios, cuestionadora en un campo establecido, con las preguntas y las certezas propias de quien ha vivido involucrada, Gambaro pensó el teatro en todas sus vertientes. El resultado es El teatro vulnerable (Alfaguara) , el libro de ensayos, conferencias y notas periodísticas que creó durante gran parte de su vida, desde 1972 hasta la actualidad.

Hay que considerar que muchas apreciaciones que se hacen en el libro están marcadas por el tiempo. Que las afirmaciones responden a épocas pasadas y constituyen pequeños gestos de análisis que parten de su propia realidad, hoy a veces muy distinta y otras, demasiado igual. Las mujeres y el teatro, las crisis periódicas de un arte para muy pocos, la relación entre el autor y la puesta en escena y la arbitrariedad de formatos organizan el libro, dividido en ejes temáticos que discurren y se modifican a medida que avanzan los años.

Mucho dijo, pero también mucho hizo Gambaro. Y no le ha sido fácil. Por eso es sencillo creerle esta tarde de verano cuando asegura, con la tranquilidad de los que saben, que “el teatro es muy vulnerable, pero a la vez es un arte muy fuerte”. Y mientras lo impulsa, lo fortalece. Nos fortalece.

–En varios escritos y conferencias de distintas épocas habla de las insuficiencias del teatro: su escaso interés, sus contradicciones, su tibieza. ¿Cree que son intrínsecas al teatro actual?
–No, no llegan a ser intrínsecas al teatro, yo pienso que es una condición de la sociedad que rodea al teatro.

–¿La sociedad argentina?
–No, no creo que en Nueva York o París sea diferente. Las circunstancias que rodean al teatro son siempre las mismas: la atención a un público que es esquivo, la producción de espectáculos que se engloban bajo el nombre de teatro y no lo son, personas que suben al escenario sin estar preparadas, con un discurso inconsistente, experiencias narcisistas...

–¿Qué espera del teatro?
–Yo cuando voy al teatro pido que se me presente una forma eficaz, que tenga un sentido. Y decir una forma significa hablar de un contenido.

–¿El teatro debe ser transformador?
–A mí me ha transformado el teatro, me ha cambiado mucho en mi manera de ver el mundo.

–En una conferencia señala que su principal aporte al teatro argentino fue emerger como una “ruptura saludable”. ¿Quiere decir que ha transformado?
–Muchas mujeres me han dicho que sentían que yo “las hablaba”. En mis primeras piezas los personajes eran hombres, pero las mujeres vivían en un mundo de hombres que era de crueldad, fingimiento y violencia. Después me di cuenta de la situación de las mujeres. Entonces, a partir de ahí, sin proponérmelo, mi mirada cambió. Y en mis obras posteriores, casi todas mis protagonistas son femeninas. Son mujeres que están colocadas de otra manera en la vida. Las suyas no son grandes propuestas heroicas, majestuosas, solemnes, sino pequeñas actitudes.

–¿Piensa que hay una forma de hacer teatro que sea femenina?
–La forma, como pasa en literatura, es andrógina. No tiene nada que ver con el género, pero si quien escribe es una mujer o es un hombre, todo pasa a través de esa mirada que es masculina o femenina. Eso es inevitable.

–¿Y ese teatro hecho por mujeres debe ser, indefectiblemente, reivindicativo de un lugar social?
–No de manera explícita ni didáctica. Yo creo que ya de hecho una autora femenina va a mirar de otra manera. El teatro ha sido siempre muy patriarcal y con predominancia masculina. Las mujeres siempre han sido habladas para decir “así son” y pocas eran en teatro las mujeres que hablaban de las mujeres. Hoy por suerte ya no sucede. Hay una gran cantidad de dramaturgas, directoras e iluminadoras muy interesantes, porque las mujeres hoy pueden hacer trabajos que antes no hacían. Creo que las condiciones sociales respecto de la mujer en general han cambiado mucho. La mujer ha cambiado mucho y ha conseguido derechos, que no tienen que ver con el teatro, pero han repercutido en el trabajo que hacen las mujeres en el teatro.

–En el libro, por los años 90, menciona que la aceptación de su estética por parte de sus colegas y la crítica fue muy lenta y se pregunta si pudo haberse debido, en parte, a su género. ¿Qué opina hoy?
–Puede ser. Es una pregunta que todavía no he resuelto. Creo que había un pequeño ingrediente de rechazo también referido al género. Yo estrené mi segunda obra escrita, El desatino , en el Instituto Di Tella, en 1965. Fue una obra que desconcertó mucho, en los momentos del brillo más notorio del naturalismo y el costumbrismo, que tenía autores de mucha importancia como Roberto Cossa, Carlos Gorostiza, Ricardo Halac, Germán Rozenmacher... Y además el Di Tella no era visto con simpatía por esos autores que eran de izquierda, y entonces no simpatizaban con esta nueva autora que estrenaba esa obra, en ese teatro, con una forma y un lenguaje completamente distintos.

–¿No había otras estéticas disidentes en ese momento?
–Supongo que sí pero no tan revulsivas. Yo creo que por estar en el momento oportuno, mi voz sonó más fuerte. Y así como cierto público me apoyó incondicionalmente, otro me rechazó de forma total. Y lo mismo me sucedió con la crítica. La gente tomaba partido muy apasionadamente.

–Para el Encuentro de Mujeres en Cádiz en 2010 dijo que le importa “un teatro que sirve, un teatro útil en relación con la contingencia cotidiana”, y que ése es el que ha escrito. ¿Qué significa la utilidad en el teatro?
–El teatro es un arte profundamente imbricado con lo social. Un teatro que sirve es un teatro que no es elitista, ni demasiado críptico, ni superfluo. Un teatro en el que quien vaya a verlo reciba un destello que lo ilumine, placer, ideas o imágenes que lo enriquezcan, aunque sea mínimamente. Porque si no, ir al teatro, pagar una entrada y salir como uno entró, sin hacer un pequeño descubrimiento o recibir placer, no sirve. Creo que a través de la estética del teatro pude decir no a la corrupción, a las dictaduras, al olvido de la memoria colectiva, desde lo teatral y lo no teatral. Y eso se lleva a la vida cotidiana.

–En el último texto del libro se refiere a la actualidad y menciona que la proliferación de salas en Buenos Aires “privatizó” los alcances del teatro. ¿Piensa que la buena salud teatral asociada a la amplia posibilidad de experimentación es sólo para sí y no llega al público?
–Yo no creo que la proliferación de salas aumente el público, porque por lo general son salas muy chicas regidas por el boca a boca de amigos. Y yo creo que el teatro no es para unos pocos, sino para muchos. Y tantas salas, todas haciendo su pequeño trabajito... está bien que eso se contrapone con gente que trabaja de otra manera, con otra medida, con menos urgencia. Lo que menos quiero es desestimar a esos artistas que trabajan en silencio durante varios años y luego surgen con un espectáculo realmente valioso. Pero lo que me provoca cierto escepticismo son esos espectáculos que se hacen rápido, se dan para poco público, en general conocido, y entonces no pueden ir nunca más allá.

–También hace referencia a una arbitrariedad de formas que apuntan hacia la generación de actividad en el espectador que no irían en pos de una renovación.
–Para mí es muy superficial creer que el espectador, porque va a un teatro a la italiana, se sienta en una butaca y se queda quieto durante el espectáculo, es un espectador conformista, dormido, sin interés. Y es muy infantil y muy ingenuo creer que, porque el espectador se mueve, interviene en el espectáculo o se acuesta con los actores, se moviliza más. Yo pienso que si una persona es tonta, por más que intervenga en el espectáculo, seguirá siendo tonta. Y si está sentada en una butaca, va a tener la misma cantidad de tontería. Es muy fácil: si alguien me da un bofetón, me va a dar incomodidad. La gente se conforma con poco, porque ya en mi juventud pasaba eso: creer que una agresión directa moviliza al espectador. ¡Pero por supuesto que lo moviliza! Si uno recibe un bofetón, una trompada o le ponen el pie para que se caiga, se va a movilizar. ¿Pero son los modos? ¿Es el camino? Por lo menos habría que preguntárselo. Yo odio que el espectáculo se dirija a mí personalmente. Quiero tener mi anonimato de espectadora. Ese es uno de los sentidos del teatro: somos todos anónimos y somos todos protagonistas de eso que se está haciendo en el escenario.

–Después de Al pie de página y ahora El teatro vulnerable, ¿le quedan más textos no ficcionales para publicar?
–Me quedan algunas reflexiones sobre literatura... pero ya no tengo ganas. ¡Que sean póstumos!

–¿Piensa en eso?
–No... (duda y luego ríe), aunque sí pienso que hay que dejar cosas póstumas un poco sólidas y, si no, romper todo, porque la familia es implacable con lo que queda. ¡Publica todo! De todos modos yo tengo muy poca cosa que es inédita. Tengo dos textos de televisión, una ópera musical, pero no son textos vergonzosos. Que a mí no me interese moverlos o editarlos es otro asunto.

–¿Le preocupa el futuro?

–Me da cierta tristeza, dada mi edad. Porque uno quisiera, sueña con dejar el mundo mejor de lo que lo encontró al nacer. Y está igual o peor, por tanta falta de sensatez en los políticos, tan poco cuidado de la tierra, el mar y las cosas que realmente importan en la vida. El siglo pasado fue un siglo espantoso. Y el 2000, ¡dios mío! ¿Es posible? Esa especie de continuum es un poco triste. Pero me alegro de otras cosas, la situación en Bolivia y Ecuador; aunque me apena mucho lo que está pasando en México. Lo que realmente quisiera es dejar una humanidad más feliz. Aunque sea un poquito más feliz.