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CON LOS LIBROS, PARA LOS LIBROS, POR LOS LIBROS. si tu intención es escribir, hazlo con sencillez y claridad; la elegancia déjasela al sastre...(anónimo) * * * * * * * * BLOG de Juan Yáñez, dedicado a la literatura

lunes, 14 de mayo de 2012

Fermín Estrella Gutiérrez


                    Fermín Estrella Gutierrez, junto a Alfonsina Storni (1922)   es.wikipedia.org

                                           Fermín Estrella Gutierrez (Almería, 1900 - Buenos Aires, 1990) Poeta, narrador y ensayista argentino. Se dio a conocer a con el poemario titulado El cántaro de plata (1924), obra de estética romántica (en un momento de novedades vanguardistas) caracterizada por su hondo lirismo y su tenue melancolía. Al año siguiente publicó un nuevo volumen de versos, Canciones de la tarde(1925), al que siguió, en el curso de aquel mismo año, su tercer poemario, titulado La ofrenda (1925). Posteriormente, incrementó su obra lírica con nuevos títulos como Los caminos del mundo (1929), La niña de la rosa (1931), Destierro (1935) y La llama (1941), hasta que, ya consagrado como uno de los poetas argentinos más célebres, fue galardonado con el Premio Nacional de Poesía por su obra tituladaSonetos a la soledad del hombre (1949).
Tras un largo paréntesis, ofreció una selección de sus mejores composiciones bajo el título de Antología poética (1963), para volver, al cabo de cuatro años, con una nueva entrega lírica titulada Sonetos del cielo y de la tierra (1967). Fue miembro de número de la Academia Argentina de Letras, de la de Ciencias y de la Academia de Rubén Darío. En su faceta de prosista, dio a la imprenta los relatos breves deMemorias de un estanciero y otros cuentos (1949). De sus textos ensayísticos destacan Panorama sintético de la literatura argentina (1938), San Martín: Páginas escogidas sobre el Héroe (1950), Arturo Capdevila(1962) y Recuerdos de la vida literaria (1966),

Tomado de: http://www.biografiasyvidas.com/biografia/e/estrella.htm


Desde La Niebla – Fermín Estrella Gutiérrez


SONETO A LA ALEGRIA DE VIVIR

No se razona, no se piensa en nada,
Su surtidor tan sólo, la Alegría,
Abrir los ojos, saludar al día,
El alma ebria de cielo, enajenada.
Sentir la tierra vegetal, mojada,
Los pájaros, el mar, la lluvia fría,
Sentir que toda la belleza es mía
Que es mío el mundo y mía esta jornada.
Sentir la vida como un don del cielo
Sin dolores, sin ansias, pura y fuerte,
Vivir, sólo vivir, qué hermoso anhelo.
Confiar en el destino y en la suerte
Y libre de quebrantos y recelo
No temerle a la vida ni a la muerte.

SONETO DEL CAMPO

Este es el campo que adoré en mi vida,
Los árboles, el cielo, la distancia,
Los pastos, el ganado, la fragancia,
La soledad, la tarde adormecida.
Próxima ya la hora de partida
Vuelvo a vivir el campo de mi infancia,
Las faenas viriles de la estancia,
El tiempo que se fue, la fe perdida.
Todo pasa y se va, todo se esfuma
Infancia, juventud, la vida entera,
Todo vuelve a vivir, ola y espuma.
Las nubes pasan en veloz carrera,
El dolor de vivir ya no me abruma,
Sólo el campo es mi patria verdadera.

SONETO PARA UN FUTURO LECTOR

Tú, lector o lectora, que has posado
Tus ojos en la página amarilla;
Del tiempo me aventuro hacia la orilla,
Fiel a mi canto, dócil al llamado.
Tú que ríes aún, tú que has andado
Tras la ilusión que se te escapa y brilla,
Tú que hueles la noche y la gramilla,
Tú que puedes besar el rostro amado.
Piensa lo que ahora soy, ceniza y nada,
Sólo una leve sombra proyectada
Sobre tu alma que me busca ansiosa.
Yo fui joven, feliz, amé la vida.
Hoy te tiende mi mano conmovida
Sobre el viejo papel la tierna rosa.
SONETO DEL AMANECER

Ya sale el sol, rojiza, incierta lumbre,
Ya la noche se aleja, paso a paso,
Ya el cielo se abre, lámpara de raso,
Para que a todos con amor alumbre.
Baja la claridad desde la cumbre,
Todo empieza a vivir, éste es el caso,
¿Es esta luz, del alba o del ocaso?
¿Vuelve el día con gozo o pesadumbre?
Un día más, un esperar incierto,
No te detengas, toma tu camino,
Mira cuántas banderas en el puerto.
¿Qué te traerá este día, peregrino?
No mires hacia atrás, todo está muerto,
Y nace con el día, ése es tu sino.

Selección: Diego Ruggeri “Árbol”
librosdelarbol@yahoo.com.ar



PROFESOR FERMIN ESTRELLA GUTIERREZ

  (Relatos por Juan Yáñez)

                                              
                                                         Fue mi profesor de castellano  en la Escuela Normal  de Profesores Mariano Acosta,  en primer año.
 En esa misma institución, él se había graduado de profesor, con mérito suficiente para que se le otorgara la Medalla de Oro, reconocimiento que en su época, se les otorgaba al  primero de su promoción.
 Agrego como dato anecdótico, que Julio Cortazar, el escritor,  se graduó también en la misma escuela,  aunque mas tarde y  es probable que hayan coincidido en el mismo tiempo y espacio. Estrella Gutiérrez, como profesor y Cortazar como alumno.
     Nos desarrolló,  el  profesor, el interés por la literatura, en particular por la hispana; la que  amaba  apasionadamente.
 Aún recuerdo su figura, un rostro lleno de bondad,  unos lentes sin montura, el traje gris, el hablar pausado y su discurso. Llegaba al salón,  nos saludaba y de inmediato se hacía un silencio en que solo cabía el respeto y la consideración.  Arrimaba una silla, que colocaba muy próxima a los primeros pupitres, se sentaba y luego de repasar los lentes con el pañuelo,   comenzaba a leernos y comentar lo leído.
  Viene a mi mente cuando nos leyó El Cantar del Mío Cid. Nos transmitía el  entusiasmo que despertaba en él ese bastión épico hispano.
En sus clases no se oía el “zumbar de una mosca”, todos los alumnos, hasta aquellos  que se sentaban atrás,  a los que nada les  interesaba, y estaban siempre pendientes de la guasa y el desorden,  lo escuchaban absortos.
 Si nos enseñó gramática, ya la olvidamos, la  que no podemos olvidar fue su  interesante  personalidad.   Tenía la sencillez de los grandes y una presencia  calificada y auténtica. Nunca necesitó de la disciplina, a pesar de que éramos muy revoltosos
 Cuando viví en Hamburgo, Alemania, ávido de leer en castellano, visité una librería, que tenía libros en español. Con sorpresa y agrado, allí hallé y compré un libro del recordado profesor. Corría el año 1973.

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