Unas palabras sobre
escritores
Jorge Luis Borges
Este gran poeta, este gran
inquisidor filosófico-literario, este gran cuentista urdidor de ficciones
geniales sorprende por una obra de plenitud total, que incluye un íntegro
esteticismo. Nacido en Buenos Aires en 1899, fallecido en Ginebra en 1986; mostró
ser un erudito de excepción. Dominaba la literatura clásica y moderna, la
ciencia, la filosofía y lo mismo inquiere en lo vernáculo y en lo universal. Es
probablemente el escritor más argentino entre los escritores argentinos. Nunca
dejó de utilizar el pronombre de la segunda persona “vos” y no el “tu”, a la usanza tradicional de su país en los
diálogos literarios y en los personales. Algunos lo tildaban de extranjerizante
de modo suspicaz, por mostrarse como un literato puro, paradójicamente,
preferido por los semióticos, matemáticos, filólogos, filósofos y mitólogos,
Borges ofrece —a través de la perfección de su lenguaje, de sus conocimientos,
del universalismo de sus ideas, de la originalidad de sus ficciones y de la
belleza de su poesía— una obra que hace honor a la lengua española y al
pensamiento universal.
Galardonado con numerosos
premios, Borges fue también un personaje políticamente polémico, con posturas
de corte conservador (derechista) que le ganó enemigos y de igual forma fueron
obstáculo para ganar el Premio Nobel de Literatura al que fue candidato durante
casi treinta años.
Partiendo de esa actitud
humana y estética ha elaborado una obra literaria que bien se ha comparado a un
inmenso tablero de ajedrez en donde se confunden arrabales porteños (de Buenos
Aires), personajes alemanes, escandinavos, o de cualquier otra nacionalidad.
También encontramos en su escritura complicaciones metafísicas, guapos
orilleros, angustias kafkianas, laberintos policiáticos.
El artífice de las poesías
de humilde criollismo arquitecturado en una imagen universal está presente en
“Fervor de Buenos Aires“; Cuaderno San Martín”; "El hacedor". Es una
lírica formada de aventuras espirituales, de audacias poéticas, paradoja de
originalidades formales y esenciales.
También fue ensayista:
“Evaristo Carriego”, “Inquisiciones”, “Otras inquisiciones”, “El Martín
Fierro”, que desparramó erudición y también dio cátedra a su generación y a los
más jóvenes.
El antólogo que fijó valores
y derribó fronteras de mitos y prejuicios y por sobre todo el cuentista sin par
de “Historia universal de la infamia”, “Ficciones”, “El Aleph”, “La muerte y la
brújula”.
Esos preciosos volúmenes de
impecable dialéctica donde relucen las constelaciones de cuentos perfectos como
“El hombre de la esquina rosada”, “Funes el memorioso”, “El jardín de los
senderos que se bifurcan”. Borges no es un escritor como la mayoría que
adquiera una habilidad y la ejerza; Borges es el caso más agudo de conciencia
literaria escrupulosa.
Nadie como él ha creado un
estilo tan estilístico, --son palabras de Amado Alonso-- uno en que tanto
resalte la singularidad del hombre en el riguroso engranaje con que se
desarrolla el ayuntamiento de las palabras en cada vocablo.
Sin lugar a dudas fue el
escritor necesario para mantener el arte de la escritura en su honroso sitial.
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