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CON LOS LIBROS, PARA LOS LIBROS, POR LOS LIBROS. si tu intención es escribir, hazlo con sencillez y claridad; la elegancia déjasela al sastre...(anónimo) * * * * * * * * BLOG de Juan Yáñez, dedicado a la literatura

martes, 3 de enero de 2012



COMO UN CANDIL
 Antonio Pilara

             En el principio creó Dios los cielos y la tierra.

             La Tierra estaba desordenada, vacía y en tinieblas. Entonces Dios dijo sea la luz y la luz fue buena, separo la luz de las tinieblas. A la luz la llamó Día y las tinieblas Noche.

             El mundo, había pasado por muchas épocas, cada una de ellas le fue dando al hombre bienestar, conocimientos. Sus logros lo llevaron a conseguir la paz, pero el egoísmo, las apetencias desmedidas, fueron que olvidara, su espíritu.

             Había nacido una nueva lucha, una lucha descontrolada, para vivir, el hombre había comenzado a involucionar. Su herencia primitiva predominó, así, en un pendiente, la sociedad se transformo en una selva gris, donde solo sobrevivía aquel con mayor capacidad para huir de la violencia que cada vez se arraigaba más.

             La ley del hombre, dejo paso a la ley, no del más fuerte, sino la ley del primitivismo.

Nadie supo como empezó, fue como una reacción en cadena, no existía el respeto por la vida del prójimo, solo importaba subsistir, aunque nadie padecía de las simples carencias, la muerte era el único recurso de obtención de cualquier cosa. Se asesinaba solo por el simple hecho de matar, el hombre dejo de parecerse al simple animal.
Un animal, mataba para comer, el hombre mataba por placer.
Los gobiernos cayeron, las creencias, la Fe fue reemplazada, por autodenominados dioses, cultos satánicos proliferaron, los ritos paganos reemplazaron a los ritos de amor a Dios.

             Dios observaba, con comprensión, Dios no había olvidado aquel Diluvio, tampoco había olvidado Sodoma.
Y decidió hacer.

Lejos del caos, en un lejano lugar, donde todavía no había llegado la locura del hombre estaba una pareja, que hacia mucho tiempo habían decidido buscar la paz en las montañas, alejados del cemento y el negro asfalto. Miraban el cielo azul que se unía en una abrazo con verde mar. El Sol se ocultó con su calida despedida llenando en cada ocaso una nueva imagen de su magnifica e inmensa belleza.
A la mañana siguiente ella como todas las mañanas se levanto, fue hasta la orilla del mar, para que este mojara su cuerpo, vio nacer el Sol, se sentó en la húmeda arena y dejo que el cálido flujo del astro rey la bañara y fue cuando en ese momento vio una gran mano aparecer desde los confines del Universo y juntando dos dedos, esa inmensa mano apago el Sol. Sorprendida, pero no temerosa vio las estrellas, fue hasta la casa y despertó a su esposo. Este, envuelto en las nubes del sueño, la miro aun más sorprendido. 
_  ¿Qué haces levantada a estas horas?. _ Ella balbuceo con incertidumbre, acostándose temerosa junto a su esposo se abrazo con fuerza. Casi en un sollozo le dijo.
_ Creerás que estoy loca, es la mañana...... _ Hizo un silencio como buscando fuerzas. El marido la miro, vio que decía la verdad y comprensivo le pregunto.

_ ¿Qué te sucede?.... Estas temblando, hace mucho frío.
Realmente hacía frío.

El sueño desapareció, busco abrigo, y salió al balcón del dormitorio, miro hacia el cielo, lo que vio lo aterrorizo, solo veía estrellas, la luna era una gran mancha oscura. Sintió que su esposa se abrazaba a él y le dijo.
_ Estaba sentada en la playa viendo el amanecer y una gran mano apareció, y dos grandes dedos apago el Sol, como se apaga un candil.

             “Y vio Dios lo que había creado, lo que su obra se había convertido y le devolvió las tinieblas”.

El Hombre quiso vivir en tinieblas y Dios se la concedió.

FIN


                                                                  Antonio Pilara   3/08/00

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